lunes, 27 de junio de 2011

Me gustan las tardes lluviosas....


Me gustan los olores de las tardes lluviosas porque me confiesan que he estado viva en algún tiempo.  Me toman de la mano y me trasladan.  Me recuerdan cuando el que comenzara a llover era una fiesta sin necesidad de preámbulos ni preparaciones y esperabas el momento de salir a cantarle a una Virgen de la Cueva que parecía deleitarse con las risas de los niños.    

Me gustan los olores de las tardes lluviosas, porque igual huelen a cafè recièn hecho que a la ropa que planchaba la muchacha aprovechando el frescor de las gotas que aùn caìan.  Huelen a rayitas de agua que se escurren lentamente por la bugambilia que estaba a pie de la ventana, mientras del otro lado del cristal tratabas de seguir sus senderos con la lengua. Huelen a charcos brillantes como espejos y a zapatos mojados en el jardin.  Huelen a pan de naranja y los tamales de elote que se cocian sobre la estufa… Huelen a mi abuela.  A las tardes veraniegas en el rancho de los Tios, cuando no podias salirte a jugar en los corrales porque ibas a llenar de lodo y las hormigas salen de la tierra y no se les debe molestar. 

La lluvia huele al canto de las ranas, al sonido del granizo que juntabas en un vaso. Al campo que renace.  A los truenos que  retumban en medio de los zarzales.  Huelen a sonrisas que se han ido y a otras que florecen lentamente escondidas entre gotas de agua fria y alguna copa de buen vino que te calienta el corazòn. Olores viejos que te arropan y te acuerdas entonces de que tiene que llover de vez en cuando para que tus raíces nunca se sequen ni tus ramas tiernas dejen de brotar cuando vuelva a salir el sol...

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