domingo, 2 de enero de 2011

Rejas

Eran de papel y sonaban cuando las menaba el viento que soplaba.  No se rompian. No se olvidaban. No se iban para siempre, para poder ver las cosas màs allà de ellas  y poder disfrutar de la sensaciòn de estar en el mundo real; en ese en que el hombre no ha metido las manos y se conserva virgen y puro desde su creaciòn hasta este dia...

Algunas veces creo que solo somos una plaga, una lepra.  Un experimento fallido de alguien que pensò que seriamos alguna suerte de ser superior, pensante y conciente de nuestra existencia y de todo lo que hubiera a nuestro alrededor... pero no fue asi.  Nos vanagloriamos de nuestros triunfos mezquinos y superficiales sin darnos cuenta de que solamente somos una simple bocanada de humo que no vale màs que la tierra que levantamos con nuestros pasos...  Que triste, que en el afàn de sentirnos dueños de todo, nos hemos encargado de llenar nuestras almas de la nada, nuestro corazòn del vaciò y nuestra mente de nuestras propias mentiras contadas.... el valor de tu alma se mide en los gramos de oro que cargues en tus quijadas...


No se puede correr.  A donde huyas y te escondas saldrà ese dragòn de 7 cabezas que se retuerce y te devora los oidos...con palabras dulces, con palabras de poder, de deseo, de arrogancia,  de arcos de plumas que levantamos como los pavorreales, asì como queriendo demostrar algo y si lo demostramos: lo vacìos que estamos cada vez màs.... Ya no puedes oir a la naturaleza que grita tu nombre.  Tambien se ha tragado tus ojos para que no veas.  Te vuelves una masa innerte y tibia que se mueve al sonido de unas monedas que caen y los gritos del comercio que le han puesto precio a todo lo que la tierra escupe.

Mis rejas siguen alli.  Puedo sacar las manos y estirarlas y soñar que puedo tocar el sol y la lluvia y la brisa de la tarde.... pero no es cierto.  Siempre que las regreso al fondo de mi averno se encuentran solas y vacìas y nuevamente me las tengo que comer, asì igual hasta el hartazgo... Que triste.  Los dìas y los minutos estàn contados y mientras la bestia sigue danzando haciendo sonar mas fuerte el sonido de esas monedas que caen para que todos corran tras ellas, la tierra llora junto con aquellos que quisieramos derriban las rejas de papel que nos alejan de la vida real...