lunes, 30 de enero de 2012

Una mañana en el parque

Por acciòn casi mecànica te levantas de la cama.  Son 7.45am.  Una sudadera de algodòn y un buff son el abrigo suficiente. Te estiras mientras tu inconsciente te pregunta por què estàs alli.  Tratas de dilucidar los motivos de la gente que desfila a tu alrededor.  Observas.  La cantidad de asistentes comienza a incrementarse lentamente.  Capta mi atenciòn un par de mujeres jòvenes, perfectamente arregladas, gafas de sol de lujo, de esas horribles y enormes que parecen moscas. Cabello alaciado y pants con textura de terciopelo.   Me aburren. 
Cada personaje que aparece es una pequeña historia imaginaria: La pareja que viene ataviada como si fueran a hacer alta montaña, un grupo de jovenes a los que me resulta imposible seguirles el paso, la chica paseando los perros, familias completas que tuvieron como propòsito de Año Nuevo convertirse en atletas domingueros para luchar contra el sobrepeso...

Sigue subiendo el sol y con ello la tranquilidad del parque cede su lugar a una kermesse de mùsica, ruido y demàs personajes urbanos.  Los ciclistas infantiles y sus cuidadores comienzan a aparecer por doquier.  Sigues corriendo.  Poco a poco tus piernas te recuerdan que estàs llegando al extremo de tus fuerzas pero no te quieres detener todavia.  El sol de frente sirve como telòn que se va levantando para indicar que està terminando el momento de la lucha contra tus limites y es hora de unirse a la algarabìa de la fiesta dominical que comienza...


lunes, 23 de enero de 2012

¿Quièn lo sabrà nunca?...

Deliciosos besos robados,
si esos, los que todavia saben a pecado...
los que se escurren suavemente por mi espalda,
y con el simple recuerdo
de tus dedos recorrièndome sin prisas
me hacen temblar...

Y como trofeo de aquella noche de juergas
llevo tu sonrisa tatuada en la piel,
el olor de tu pecho desnudo
y el calor de tus brazos cubrièndome del frìo
con tu amor infiel...

Para el mundo siempre seremos dos simples extraños
que concidieron aquella tarde en el ascensor,
nunca sabràn que bajo tu mirada esquiva
y tu porte perfecto
escondes una llama que arde en pasiòn.

¡Silencio!

Hay dos leones peleando dentro de mi cabeza....
¡Silencio!
A veces quisiera poder apagar a todo el mundo,
callarlo, enmudecerlo...
desaparecerlos a todos por un rato,
solamente en lo que tomo un ligera siesta
y en lo que descanso de ti, de mi,
del mundo que por ratos me ahoga,
y que se mueve y me devora...

Se mete el sol tan lentamente,
que el segundero me hace pensar
en el goteo pausado e incesante
de esos liquidos extraños y artìficiales
que te mantienen la vida pegada a la fuerza
cuando vives con el cuerpo muerto
dentro de un hospital,
yaciente y tendido...

Me canso, me agoto, me consumo.
El mismo pensamiento galopa en mi cabeza
rièndose de mi cada vez que pasa frente a mis ojos.
Te odio y no puedo borrarte,
porque no puedo hacer còmo si nunca hubieras sucedido.
Y te odio màs todavia porque tampoco yo puedo borrarme
y no puedo ni quiero hacer nada
màs que sentarme aqui
viendo el fondo perdido de esa ventana...
o jugar a la ruleta rusa para saber
si te vas de una vez y para siempre
ò simplemente, te olvido...

Un Parque de Diversiones

¿Dònde lo he visto antes?
La niña sin miedos y el chico del mal,
-dos locos que quieren comerse a puños el mundo-
convièrtiendo a su paso la ciudad
en su parque personal de juegos donde todo lo prohibido pueda pasar.

¿Y a quièn le importa si algo es decente u ofende a los mochos?
total, la vida es una simple parodia de buenas maneras y educaciòn;
si bien hay algunos que nacieron indomables,
hay otros que hasta miedo les da ponerse a gatear.

Escondidas en las sombras todas las fieras son pardas
y hasta la ruleta rusa se vuelve cosas de niños,
cuando en tus manos tienes el poder de hacerla disparar.