martes, 27 de agosto de 2013

Kokolo y dos gatitas mojadas



¿Y qué carajos hago aquí? Esa no era la pregunta que corría por mi mente mientras temblaba de frio en medio de  la tormenta del sábado.  El estrés previo que circundó mi vida era evidente y si le sumas las obligaciones, una semana que se fue como agua,  los compromisos adquiridos, la graduación de mi hija, la enorme carga hormonal que me acompañaba y la muy prudente observación de parte de Chemanix de que lo más conveniente era de que yo estuviera en otra patrulla, me planteaban un panorama que no era realmente animador.


¿Sobrevivir? ¿De quién? ¿De la lluvia, el frio, el hambre, los salvajes? ¿Qué acaso no es más complicado y difícil sobrevivir a la delincuencia, los cambios de humor, las cuentas por pagar y demás peligros que nos acechan todos los días? Como fuere allí estamos ya.  Instalados en el curso de teoría que nos llevaría a aprender sobre la psicologìa de la supervivencia y de paso cosechar otro certificado para continuar con la acreditación.  Con más dudas que fuerzas comencé a amontar en mi mochila de montaña todo lo que decía mi lista sin ningún orden lógico, tambièn incluì cosas que no indicaba la lista pero igual pensaba que nos podrían llegar a servir.



Siempre he sido mala para comer, así que realmente el hecho de estar prácticamente 3 días

en ayuno no me preocupaban. Casi 3.00 am de la noche previa y la mochila todavía no está completa.  Según yo mis planes del dia eran dormirme temprano y acumular algunos carbohidratos para quemar.  Nada sale según lo planeado y mi estrés continúa en aumento a lo largo del día.  Como sea, llegó la hora de estar en el parque y aquí solo habrá de dos… ó de tres, porque o salgo viva ó salgo muerta ó salgo peleada, pero de que tendré que salir, tendré que hacerlo.



Un viaje largo, cansado.  Con esos asientos de camión chiquito que no te dejan estirar las piernas. Los hombros de mi Chemanix la hacen de almohada por un rato y allí nos vamos alternando la mochila. Son casi las 10 de la noche y solo Dios sabe donde estamos.  Comienza una caminata nocturna entre huizacheras y cacas de vaca, me alegro de haber llevado mi rompevientos y un pantalón de nylon que hace que las espinas pasen de largo.  Alli estamos, tomados de la mano zigzageando para dejar que nuestros ojos y pies se acostumbren al terreno.  Hay muchas caritas conocidas y otros nuevos que nos acompañan.  Me gusta la vista de los arboles anochecidos pero aún asi algo no me termina de convencer.  A lo mejor estoy siendo sumamente negativa ó estoy comenzando a ver la realidad en la que estoy metida.  Como sea, 4 compañeros de mi patrulla comienzan a armar lo que podemos tratar de llamar refugio mientras que 5 de nosotros nos ofrecemos para ir a buscar la leña para la fogata común.  Guantes, cuchillo y un cordino son escuela previa y pronto mis compañeros de brigada notan su importancia.  Lo primero que nos recibe es un alacrán y una viuda negra descansando sobre una construcción abandonada, “tengan cuidado y nadie toque nada con las manos” es una recomendación que nadie necesita recordarnos 
mientras cada uno hace su mejor esfuerzo para poder proveer de combustible nuestra fogata.  Se ordenan las guardias nocturnas y los que no fuimos sorteados para el primer turno nos vamos a dormir.  Nuestro refugio es una serie de bolsas plásticas de basura amarradas con cordinos a las huizacheras y en vez de sacar el sleeping prefiero tirarme a dormir sobre una bolsa negra.  Después de mi guardia de 2.00 a 2.30 am quedé de sándwich entre Vany y mis demás compañeros y cuando apenas llevábamos un par de horas tratando de dormir sin pensar en las arañas y alacranes que caminaban libremente por todas partes, un grito nos levanta a  todos para que una vez alineados alrededor de la fogata nos recuerden que no nos lavamos los dientes y nos muestren la constelación de Orión.  Esto va a ser más mental que físico pensé y nos dieron permiso de irnos a dormir una hora más.



No hace frio.  El sol todavía no sale y es hora de comenzar el día con algo de ejercicio.  Inyectando presión mental nos ordenan desmontar nuestro campamento para empezar la marcha.  Bajaremos a un terrero a unos 400mts de distancia que tiene vista a la laguna.  Nuestro entorno cambia radicalmente y dejamos los chaparrales para entrar a una selva ribereña llena de humedad. Hay un alacrán en la mochila de Domingo que Vany alcanza a ver y en una rapidísima maniobra, Jorge  saca el cuchillo de su cintura y le corta el aguijón.  Todos comenzamos a revisarnos  las mochilas sin bajarlas para evitar algún otro intruso en al
marcha.  Al llegar al lugar elegido por nuestro guía, vemos una maqueta de armado de refugio de camastro adecuado para la zona.  Me siento como si estuviera viendo alguna escena de una de esas películas de comandos armados.  No parecemos montañistas, me da la impresión de que parecemos guerrilleros… De los refugios pasamos a una charla de nutrición que complementaron con sus conocimientos profesionales algunos de nuestros compañeros .  No fue la primera vez que tuvimos intervenciones de parte de la gente del Colli y eso te permite darte cuenta de que quizá no estamos tan mal y entre todos somos una buena patrulla.  Una muestra de armado de trampas de corredera y gatillo cierran la instrucción de la tarde y cada patrulla tiene la consigna de construir su propio refugio para pasar la noche.  De las 5 patrullas era notorio quienes tenían más habilidades para alguna área y quiénes no.  Definitivamente la patrulla de Nacho, Néstor, Miguel y Chema tenían mejores habilidades que todos los demás juntos.  Nuestro instructor decidió hacer algunos cambios en todas las patrullas y cambio a Chema a la patrulla 3 y a nosotros la patrulla 1 nos quitó como Jefe a Domingo y nos envío al joven Daniel que a sus 11 años me preguntaba yo si estaría seguro de lo que estábamos haciendo.  Como sea, decidimos que como lo que se cambió fue al jefe, entonces Daniel sería el nuevo jefe y seguimos adelante con el armado de nuestro terrible refugio que definitivamente era el más feo comparado con los de los demás pero de entrada quizá era el más útil cuando comenzara la lluvia.
 

Junto con los truenos y los chorros de agua helada que corrian por todas partes comenzó a morir el ánimo divertido de todos.  Dentro de nuestro refugio, cada uno de nosotros comenzamos a caer en el punto de quiebre y por mi mente pasaba lo innecesario que era
estar en una situación tan complicada y ruinosa.  Jorge también estaba sacando su frustación en una conversación con Vany que iba caldeando los ánimos,  Dany hacia el intento de mantener el buen humor contándonos chistes mientras que Pirri se mostraba ajeno a todos nosotros.  De repente el agua comenzó a acumularse sobre nuestro techo y decidimos que la siguiente maniobra era permanecer sentados para intentar estar lo más secos posible.  “De seguro nuestros compañeros deben de estar pasándola peor” era el comentario que salía de cuando en cuando y en lo más fuerte de la lluvia Vany seguía preocupada porque el siguiente turno de guardia era el de Miguel y no quería que fueran ellos quienes rompieran el rol.  “Si éste es el único punto seco que hay aquí entre toda la tormenta”-pensaba yo – “de seguro los alacranes y arañas trataran de llegar a él también”.  Estoy tan tensa que prácticamente estoy en silencio.  Enciendo mi lámpara roja y trato de concentrar toda mi energía en esperar que la lluvia termine pronto y no pase nada que tengamos que lamentar.  Mi peor temor se vuelve realidad cuando veo un alacrán enorme y brilloso paseando sobre la chamarra de Jorge muy cerca del cuello.  Sin dejar de aluzar al animal me hinco sobre los sleepings que a éstas alturas de la tormenta se encuentra totalmente empapados y aviento el techo para tener mayor campo de visibilidad.  “Jorge, todo está bien.  Tranquilo.  NO te muevas tienes un alacrán sobre la chamarra” fueron las palabras que intente decir con la mayor serenidad posible para evitar que en una reacción de pánico mi compañero hiciera algún movimiento brusco y terminara picado por el arácnido.  Vany se levanta como resorte y comienza a tratar de subir al animal  que camina por toda la chamarra sobre una rama mientras yo  no dejo de aluzarlo para no perderlo de vista.  “¡Miguel, Gus vengan de inmediato por favor, un alacrán encima de Jorge!” grito Vany.  Yo quería gritar que viniera por favor a ayudarnos pero estoy tan shockeada ya en ese momento que no puedo elevar la voz.  Miguel logra aventar el animal al suelo sin que nadie resulte lastimado.  Ya no pude más.  Voltee a ver como nuestro refugio estaba completamente destruido, estaba empapada, titiritando de frio, mi mochila innacesible, tenia miedo de voltear a ver mi ropa y descubrir que hubiera algún otro animal ponzoñoso amenazando mi vida.  De repente, me olvide del resto de mi patrulla y lo único que pensé fue en salir huyendo a buscar a Chemanix para que me consolara.  Estaba asustada, llorando, temblando de frio y lo único que quería era sentirme protegida. 

“Tengo frio ¿Me haces un campito?” llegué al refugio de la patrulla 3 caminando entre el lodo.  La mayoría de mis compañeros estaban parados alrededor de la fogata mientras la lluvia seguía cayendo a raudales.  ¿Y qué carajos hago agui? Si yo pudiera estar ahorita en mi cama, podríamos haber ido a escalar un rato, llegar, cenar rico y estar ahorita acurrucada en una cama limpia y seca? ¡Yo ni siquiera soy guía!”  Esos eran mis pensamientos mientras que buscaba algunos centímetros de espacio para acomodarme entre Chema y Toñita intentando no molestarla a ella demasiado.  Chemanix está solamente envuelto en dos bolsas negras todas llenas de lodo y también se encuentra empapado.  “Trata de agarrar calor” me decía mientras no podía dejar de temblar en ese momento, no sé si de frio ó de miedo….


No deja de llover.  Estoy acostada sobre el suelo en la orilla de una bolsa y el agua corre por mi espalda.  Varias veces me incorporo sobresaltada sintiendo que algo me camina encima y quisiera hacerme chiquita, chiquita y que todo esto desapareciera por favor.  Nunca me había tocado vivir una tormenta de una manera tan miserable.  Siento que si sigo allí acostada caeré en un estado de hipotermia grave y me decido a irme también a parar junto a la fogata con el resto de los que están allí. Uno a uno vamos llegando haciendo un círculo alrededor de un fuego que desafía los elementos y se mantiene vivo como si supiera que de él está dependiendo el espiritu de todos.  Al llegar, veo a Roberto que abraza a Dany que no deja de llorar asustado y completamente helado. Valentina hace lo posible por consolarlo. Trae un pantalón de mezclilla así que puedo imaginar la temperatura a la que se encuentra.  Fabi, Valentina, Vany, Andrea, Pirri, Mingo, Jorge, Néstor… todas las caritas lucían desencajadas y
después de un par de minutos también se incorporó Chema al grupo.  Poco a poco el calor de las llamas comienza a secar la ropa de algunas partes.  Mi pantalón tiene un 25% de algodón en el forro y no puedo terminarlo de secar de la cadera y parte interna de los muslos.  Son cerca de las 3.00am y siento demasiado temor todavía de ni siquiera sentarme en el suelo pero veo cómo poco a poco mis compañeros van buscando algún lugar para dormir cerca de la fogata.  La tormenta comienza a ceder y yo ya no puedo permanecer más de pie.  Comenzamos a buscar algún lugar para acostarnos pero pareciera que todo alrededor se encuentra ya ocupado por alguien.  Sigo teniendo frio.  No tenemos nada para taparnos más que mi sábana de emergencia y dormiremos sobre dos bolsas negras llenas de lodo.  Una palmada en la espalda y un dulce “ya duérmete” tratan de tranquilizarme. No me quiero dormir ni quiero apagar la luz pero es inevitable hacerlo. Que pase lo que tenga que pasar.

Son las 6.00 am y Toña avisa que es hora de levantarse.  Me encuentro totalmente entumida y aturdida.  Por la humedad y el frio traigo un cólico menstrual insoportable y la garganta inflamada.  Creo que tengo algo de fiebre también.  No me quiero levantar pero odio estar acostada allí en ese lugar lleno de piedras que están marcadas en todas mis costillas.  Nos
vamos al fuego a intentar secarnos nuevamente y al comenzar a calentarnos surgen otra vez  las risas y las bromas entre todos.  El ánimo vuelve a subir y todos narramos lo que vivimos con la tormenta.  Mi humor mejora lentamente pero el malestar físico es real.  Me cuesta trabajo imaginarme el dia de hoy realizando todas las actividades con las que nos había comentado Gustavo íbamos a probar las habilidades aprendidas.  No puedo con el peso de mi mochila al comenzar la marcha y saco mi bastón de senderismo para apoyarme aún de que Gustavo me indica que si puedo hacerlo sin él  mucho mejor.  Cada paso me genera un gran esfuerzo,  Chema que viene atrás no me despega la mirada de encima y los miembros de mi patrulla me dicen palabras de ànimo. Jorge como Jefe de patrulla està al pendiente de ayudarme en los pasos dificiles para que no me vaya a resbalar.  Quisiera rajarme, decir simplemente “ya me voy” pero no lo voy a hacer.  No van a descalificar a mi patrulla por mi culpa porque sé que mis compañeros han hecho su mejor esfuerzo y me autoconsuela imaginarme que quizá más de alguien debe de sentirse como yo.  Vany me ofrece dos buscapinas cuando llegamos a la parte de arriba de la brecha y comenzamos el acondicionamiento físico.  Siempre me ha gustado correr pero ahora trotar me genera un gran esfuerzo y siento como si me estuvieran clavando un puñal en el abdomen… “Benditas buscapinas, hagan efecto por favor….” Gus me llama y me pregunta cómo me siento, le digo que de la chingada pero no me voy a rajar.  Solo le pido que no me quiero meter a la laguna para no empeorar mi condición y me responde que solo yo sé lo que quiera hacer y lo que no.  Las clases teóricas me dan un espacio para reponerme y para cuando terminamos defensa personal ya me encontraba completamente dopada.

Allà vamos, guardo el bastòn de senderismo y comienza la bajada hasta la laguna nuevamente.  La mano firme del Jefe de patrulla nos inspirò a todos a seguir adelante.  Con decisiòn entramos todos al agua marchando sin perder el equilibrio.  La satisfacciòn que senti por  un acto tan sencillo fue extrañamente indescriptible.  Mojados pero con la moral a todo lo alto subimos a toda prisa por el sendero para realizar nuestro camastro.  El primero lo hicimos donde habiamos hecho el refugio de la noche anterior y Gustavo nos dijo que eso era
ventajoso y decidimos realizar uno totalmente nuevo.  En un despliegue absoluto de organizaciòn hicimos en media hora un excelente camastro que pudo soportar el peso de nuestro lider.  Con los conocimientos bàsicos que teniamos de primeros auxilios hicimos nuestra camilla y Vany procediò a realizar el vendaje de una fractura expuesta.  El resto de la actividad consistía en bajar 400mts con el peso de 4 mochilas sobre nuestra camilla. Dany era muy pequeño para ayudar a cargarla, asi que decidimos que èl fuera revisando que no se cayera nada y nos fue proveyendo de algunos sorbos de agua.  Nos fuimos alternando hasta llegar a la meta. Exhaustos solamente tuvimos 5 minutos para hidratarnos y darle un par de mordiscos a una barrita energètica.  Estaba temiendo que la orden nueva fuera tener que volver a bajar hasta la laguna pero afortunadamente el "examèn" bajò un poquito de ritmo y la nueva instrucciòn fue la de construir un refugio, una fogata, un filtro de agua, buscar una orientaciòn geografica y finalmente hacer una trampa a unos cuentos metros de donde estabamos. Nuevamente hay avisperos por todas partes y pronto Chema aparece buscando a Gustavo con una picadura de avispa.  Para variar, yo tambièn me llevo una picadura en la rodilla y al voltear hacia arriba descubro que estaba poniendo la fogata exactamente debajo de un nido. La tensiòn de mis mùsculos se habìa comenzado a relajar de màs y
sentìa cierto letargo, cada uno comenzamos a platicar de nuestros sentimientos y experiencia mientras construiamos lentamente lo encomendado.  Eramos un grupo de extraños que ahora eramos amigos.  Jorge me agradece por la manera en la que manejè el asunto del alacràn y me dice que le hice sentir la confianza de que todo estarìa bien, aùn cuano lo hubiera picado.  Nos dijo que èl sabìa que nosotros sabriamos que hacer y todo hubiera salido bien.  Hace un dia no nos conocia y ahora era capaz de haber confiado literalmente su vida a nosotros.  Con ese pensamiento en mente termino mi fogata y le ayudo a Vany a darle los ùltimos detalles al refugio.  Los chicos se van a montar la trampa y Dany ya tiene listo el filtro. Termina la revisiòn de todo lo hecho a las 5 patrullas y nuestro curso culmina con una marcha a pie de carretera por 7 kms hasta Tuxcueca que ya se dejaba venir desde el momento que ordeno Gustavo a Chema que pusiera un reflejante en su mochila y le indicò que serìa la retaguardia.

Nunca antes habìa estado en un curso de supevivencia y no sè si vaya volver a estar en otro.
Lo que si puedo decir es que aprendi cosas de mi que yo no habìa conocido.  Me vi quebrarme tan fàcilmente ante un evento tan simple que me hizo recordar mi fragilidad.  Recorde que puedo ser tan fuerte como yo quiera y que la fuerza de los màs debiles es capaz de mover a todos los demàs.  Me llevo nuevos amigos.  Conocì gente que sè que marcarà mi historia y a lo mejor  en esas pocas horas que comparti con este grupo de amigos pueda que tambièn sin saberlo haya marcado a alguien tambièn.  Lleguè exhausta, enterregada, extrañamente sin hambre.  Con el peso de una mochila completamente mojada y una infecciòn en la piel pero disfrutando de una extraña sensaciòn de triunfo a pesar de no haber hecho nada extraordinario realmente...

miércoles, 21 de agosto de 2013

Viendo la vida a través de tus ojos. Gracias Amor por ponerle alas a mis sueños.

“Chula, hemos dejado de hacer tantas cosas en nuestras vidas por andar buscando complacer a aquellos que ya se fueron.  Acuérdate que ya vamos de bajada y no podemos perder el tiempo. Si quieres hacer algo ¡házlo y adelante!”

Desde que me acuerdo, la vida en todas sus manifestaciones me ha fascinado.  Realmente no importaba demasiado si tenía toda la azotea llena de latas con semillas germinando, cubetas con cientos de ajolotes llevándoles registro diario de su metamorfosis, pichones o peces.  De la biología autodidacta pasé a las civilizaciones antiguas con todo y  capítulo dedicado a la Ufología.  Revisé con cuidado la química elemental, astronomía, artes, letras y demás elevaciones del indomable espíritu humano.  No había nadie a quién convencer sobre la importancia de mis cavilaciones y simplemente cuando alguna de mis aficiones comenzaban a aburrirme, era tan simple como cambiar de tema hasta que llegara alguno nuevo que sustituyera al anterior. De las inagotables posibilidades de asombro lentamente comenzamos a mutar en adultos llenos de obligaciones y no sé por qué carajos tenemos la maldita costumbre de guardar nuestros sueños en el cajón del “será después” y ver como se entierran nuestros anhelos debajo de toneladas de ropa de lavar y los recibos de pago. 

“La vida no nos va a esperar y acuérdate que ya vamos comenzando la bajada”.  En este año y desde el anterior me he dedicado a dejar de ser adulta y volver a jugar a que se puede cambiar al mundo y al final si en realidad nada cambia no pasará nada  y el sol saldrá como todas las mañanas, pero por lo menos, en mi interior podré tener para mí misma la fortuna  de decir “lo intenté” y si la suerte es mucha, puede que hasta diga “lo hicimos, amor”.  Con orgullo puedo decir que ya casi cumplí con mis obligaciones y ahora con todas las fuerzas voy tras mis sueños.  Gracias Amor por estar presente en mis pequeños triunfos y sonreír conmigo al platicarte mis proyectos.

Ahora y para no variar, mis planes incluyen volver a la escuela porque algún día me encantaría ser miembro de alguna brigada de rescate .  Claro que continúo con mis intentos de montañista y aprendiz de escaladora, trabajando mucho porque los hobbies suelen ser bastante caros, cuidando mis bosques y regalando mi tiempo y escasas habilidades a causas que quizá  para muchos otros puedan resultarles simples pérdidas de tiempo.  Dentro de quince meses espero estar poniendo el clavo para colgar en la pared un papel simple que diga “sí, si pudiste” .  Claro que disfrutaré más ver la foto de mi graduación celebrando contigo el ponerle otra palomita en mi lista y si acaso tengo demasiada suerte sería genial salir los dos portando el uniforme….

miércoles, 14 de agosto de 2013

Sombras grises

Caminar entre las hierbas crecidas viendo como brincan de un lado a otro los chapulines. El sol se va guardando lentamente y esos tonos verdes lejanos se van convirtiendo en sombras grises mientras que cantan los grillos. El rio del fondo se oye desde màs arriba de lo normal y la corriente te cuenta de los chaparrones que han caido quizà en algùn lugar un par de kilometros màs arriba.

No hay luna. De cuando en cuando, caen algunas gotitas ligeras de lluvia que te ayudan a mantener el paso. Oigo sonidos que no conocìa y me pregunto por què hoy no se escuchan las ranas. Es imposible seguir sin luz y sin embargo, prefieres caminar a oscuras mientras te detienes de cuando en cuando para verme llegar jadeante hasta donde estàs tù. 


Lucièrnagas y pequeños brillos de ojitos rojos parpadean entre los troncos dormidos. Te trato de seguir y sonries mientras me limpias los chorros de sudor que corren por mi cara. Cierro los ojos mientras recupero el aliento. Me gustan tus ojos, sè que te quedarìas allì esperando por mi asì tuviera que pasar media eternidad....

jueves, 1 de agosto de 2013

Con la simpleza con la que se aman las rosas


Y te amo así,

con la simpleza con la que se aman las rosas,

con la belleza de una gota de agua

con la bravura que brilla en tus ojos

con un amor que yo no conocía que pudiera latir,

así como late mi corazón cuando estás conmigo.

 
Y te quiero tanto

que de ti no cambio ni siquiera un cabello

a mis ojos brillas más que el mismísimo cielo

eres más perfecto

que las nubes rojas, esas que me gustan al atardecer…
 

Y estoy tan enraizada en ti y en tus fuentes de agua dulce

que mi vientre seco reverdece en humedades

y de mis manos brotan árboles frutales

que de día se llenan de pájaros algarabiosos

y en las noches se convierten en dulces murmullos que llevan tu nombre

y me arrullo quieta y perdida en ti….
 
 


 

Nada se compara....


¡Nada se compara en el mundo a despertar lentamente y observarte calladito, dormido!
Verte alli, enroscado en una cobija huyendo del frio
ese mismo frio que desafías arrogante cuando caminas con soltura entre la nieve
y que conviertes en el pretexto exacto para abrazarme a ti....

Nadie podría imaginarse la dulzura en la que te envuelves
cuando te atrapa la noche
y te entregas a sus brazos tan tranquilo y relajado
mientras duermes junto a mi.

Y mientras toco con cuidado tus mejillas,
y te siento a mi cuidado,
le doy gracias a la vida por haberme permitido
la bendición de haber compartido otra noche junto a ti...