martes, 9 de octubre de 2012

Como loca cuando empieza a llover....

Veo la vida y me rio,
soplo la espuma que se me pinta cual bigote
y se rompè en mil pedazos
cual briznitas de papel al llegar el vendaval...

Veo la tarde y me encanta,
y dibujo tu silueta, recalcada con la noche
y escondida entre las  hojas
que se empiezan a dormir...

Veo tu nombre y sonrio,
y parezco una loca
disfrazada de mil cosas,
tan extraña y ordinaria
que al pasar junto a tus ojos
no me alcanzas ni a mirar...

Veo la luna y te escondes,
tan lejano y presuroso
màs te escurres por mis ojos
como sombra en la pared...

Veo la vida y me rio,
y me unto de su magia,
de sus llanto y sus estrellas
y me siento como loca
que se queda disfrutando
cuando empieza a llover....


miércoles, 3 de octubre de 2012

Esta imagen lo dice todo...

Esta imagen lo dice todo......

Me enyerbas...

Hay algo de ti, que siempre vivirà en mi. 
No sè por què. No quiero ni necesito explicarlo. 
No sè si es tu reflejo ò tu esencia ò ese halo de poder que brota desde tus ojos...
Esos ojos, tan feroces e interminables que son capaces de mandarme al cielo ò revolcarme en el infierno mientras se clavan en mis pupilas que no se quieren escapar...

Dos lunas verdes salen rodando de entre las pàginas de aquel cuento empolvado. 
Se quedan quietas y fijas, mìrandome,
asì como la ùltima vez que me vieron tus ojos salvajes y fieros...

Puedo quedarme quieta, en silencio y solo observarte.
No sè què me enyerba màs: Si tu risa esplendorosa ò tu silencio mustio y atrincherado. 
Como sea, aqui estàs y aquì estoy yo contemplàndote con la misma furia y paz con la que duerme la tierra...



¡Niña! ¿Què te pasa...?

¡Niña!  ¿Què te pasa? ¡Tù no corras! ¿Què no ves que ensucias tu vestido, deshaces tu peinado y no es de señoritas andar trepando por allí?

¡Niña! ¿Còmo crees? ¡Tù no juegas con pelotas, ni eres una loca para andar chiroteando en el jardín…!

Tù obedece. Agarra tus muñecas, sonríe como una boba y nunca digas lo que pienses que no es de alguien decente hablar para ofender. Sè bonita y quédate callada, adorna arrinconada y deja que los grandes opinen por tu bien.

No pregùntes ni pidas instrucciones, no escuches revoltosos que no es de gente bien ponerse a pensar. Tu sonríe hermosa por la vida, hueca de la cabeza que no es de una princesa andar como puta queriendo al mundo conquistar…


Naica. La Cueva de los Cristales.


Veo la nota en el Facebook y lo único que puedo pensar es “¡Que afortunados serán los que vayan… ¡qué envidia! :“Naica”. Un lugar único en el mundo, una cueva que prácticamente es virgen a los ojos de los hombres y guarda celosamente custodiados pequeños secretos de cómo se formó la vida en la tierra hace tantos millones de años.

De repente tu imaginación vuela mientras revives en tu mente, aquel lejano capitulo visto en la televisión de cable que hablaba de la famosa Cueva de Cristales encontrada en el estado de Chihuahua apenas por ahí del año 2000. Sí esa, a la que solo algunos científicos se les permite la entrada enfundados en trajes espaciales de color anaranjado que tienen sistemas de refrigeración que puedan permitirles pasar media hora dentro de un hábitat que parece extraído de otro planeta. Naica. Esa que es custodiada y resguardada celosamente por miembros del Ejército Mexicano y cuando la explotación de la mina ya no sea rentable para sus dueños será sepultada en agua para siempre. Naica la misteriosa, a la que nadie puede entrar… ¿cómo le habrán hecho para poder conseguir que este grupo de amigos tuviera acceso a este lugar tan restringido?

Hay nombres de grandes montañistas que comentan el acontecimiento con emoción. Por supuesto, esto debe de ser un evento para que grandes guerreros puedan asistir solamente –pienso yo, mientras leo las conversaciones dejadas allí a la vista de todos los mirones que vamos pasando…- Algo llama mi atención, las palabras indicándole a Francis “pregúntale a Miguel, a lo mejor todavía puedes ir…” ¡Esto no es algo cerrado y definido todavía!! Con ese “a lo mejor” en la mente tomo por impulso el teléfono para pedir información. No se puede. El viaje es hoy mismo y es una lástima porque no puedo yo llegar a casa y simplemente decir “oh si, nos vemos el domingo me voy a Chihuahua a visitar una cueva de cristales mágicos”

“Este es un permiso especial que nos gestiono nuestro amigo el ´´capi´´ para poder visitar la mina el día de mañana sábado solamente. Si no es mañana lo perdemos, así que es ahorita y vámonos en caliente sin pensarlo” Es la explicación que contesta la mayoría de las dudas . El plan de acción es estar en Chihuahua al amanecer, manejar hasta la Hacienda de Santa Gertrudis y de allí, dirigirnos a la mina de Naica en compañía del Capitán que nos ha gestionadó la autorización especial otorgada por la gerencia de la mina. El domingo a medio día estamos de regreso a Guadalajara. 4 vuelos, 2 noches de hotel, horas de carretera, gastos inesperados a cubrir y buscar el consenso de la familia para poder abortar los planes de este fin de semana solo para participar en esta expedición de aventura sorpresiva…. Imposible.

Con el corazón apachurrado no me queda más que dar las gracias y desearles suerte a todos los afortunados que tienen el viento a favor para gozar de este tipo de aventuras. Si existieran los angelitos y diablitos esos que salen en las caricaturas cuchichandote al oído, allí hubiera tenido los míos…¡nada más que no estoy segura a quién podríamos poner en cada papel! ja ja después de una serie de obstáculos mentales, llegó a mi mente el espíritu del Chicharito y su célebre frase del ¿¿Y POR QUÉ NO?? Y total, con una pre-acta de divorcio en la mano, el riesgo de no encontrar vuelo para salir de Guadalajara, una playera en la mochila y un chamarrón como si me fuera ir a andar en Alaska, allá voy yo, volando rauda y tendida en un taxi para llegar al aeropuerto….

Bien! Ya estamos en Chihuahua y la primera sorpresa nos alcanza en la salida del aeropuerto: Mauricio y su esposa que volaron directamente desde Costa Rica para unirse a la expedición. Unos pasos más atrás, venia también Rodulfo Araujo quien amablemente se tuvo que deshacer de sus visitas y con él se completaba nuestra plantilla de expedicionarios. Miguel se había arrancado a traer una camioneta para poder trasladarnos a nuestro destino final mientras que en nuestro campamento provisional las risas, bromas y expectativa hacían de nuestra espera una fiesta.

¡Vámonos! A comprar carga completa de agua e hidratantes y de allí que nada nos detenga hasta llegar a Santa Gertrudis. Caminos hermosos. La vista amplia, majestuosa. No sé si será por el efecto de pensar que Chihuahua es enorme, pero aquí todos los campos se ven gigantescos. Valles amplios y tranquilos hasta donde alcance la mirada. Pequeños cerritos con laderas empedregadas se combinan sin problema con cultivos interminables de maíz y nogales plantados con precisión milimétrica. Está lejos. El animo vuelve a subir de tono cuando vemos el clásico letrerito verde de carretera que dice Naica “allí” señalando el rumbo con una flechita. Llegamos al campo de Santa Gertrudis y esperamos afuera bien portaditos esperando a que llegue el Capi Miguel Ángel que amablemente nos gestionó este permiso especial. El tiempo parece irse a cuentagotas y me acordaba de cuando era niña y a cada rato preguntabas “falta mucho…??”, pero pues la espera termino gratamente al llegar el capitán y presentarse con una sonrisa y carisma que no me imagine que alguien en el ejército pudiera tener: Un hombre chaparrito, risueño y saludador, oriundo de “Veracrù” y dispuesto a mostrarnos con el mismo entusiasmo que nosotros traíamos este rincón del mundo. Lo seguimos y en un par de curvas después estamos en la puerta de la mina propiedad de grupo Peñoles.

El guía de nuestro recorrido nos ve medio feo porque llegamos retarde según èl. “Ya no alcanzaran a hacerle examen médico a todos, apúrense.” Y nos indica que debemos de pasar a la enfermería de la mina. Allí bien hechos bolita todos, el Capi va nuevamente en nuestro auxilio con la Secre del Gerente General, porque la doctora ya había salido de su turno. Un par de compañeros son revisados al azar y ahora si, vámonos todos pa`rriba del vehículo que nos llevará a las entrañas de la tierra. Recorrimos un túnel largo y bien iluminado de 4 kilómetros de longitud. Estos túneles son muy estrechos y solo permiten la circulación de un solo vehículo. Si tienes la suerte de toparte con uno que quiera salir mientras tú quieras entrar, tendrás que buscar una bahía en el camino para meterte tantito en lo que pasa el otro. Por supuesto que la comunicación por radio es constante y el guía nos va leyendo la cartilla de lo que podemos y no hacer y explicándonos algunas particularidades de la mina.

Con una agilidad sorprendente se avienta en reversa a buena velocidad en un túnel que parece guante y como yo venía recargada en la puerta de atrás, nomás estaba esperando a ver en que momento nos dábamos un tallón con las paredes que pasábamos rozando. Llegamos. Una puerta blanca, pesada y con un gran sistema de seguridad nos saluda. Hay un par de bancas blancas de madera, un extintor y un botiquín en la entrada. El calor ya es insoportable y las condiciones de humedad comienzan a cobrar factura. Nuevamente nos leen el reglamento sobre lo que podemos fotografiar y lo que no, y nos invitan a pasar a la primera parte de la cueva, que es una pequeña cámara con cristales donde la temperatura ya ha subido algunos grados más en comparación con el fresco pasillo en el que estábamos. Al fondo de la cuevita hay una puerta de acrílico que divide el área restringida a la que solamente la NASA, científicos de alto rango, el ejército….¡¡Y por supuesto el Grupo puede pasar!! Nos regalaron la oportunidad de estar unos minutos del otro lado del cristal para ver con nuestros propios ojitos la magia de los cristales que vieron formarse al mundo. La energía de este lugar es increíble, te invade. El vapor empaña todas las superficies y hay que caminar con muchísimo cuidado porque las piezas de selenita están mojadas y resbalosas por el vapor. No puedes evitar acariciarlas mientras caminas junto a ellas. No están calientes, son suaves como si acariciaras una pieza de mármol, pero tienes que ir muy atento porque en un descuido puedes caerte y terminar con un par de costillas fracturadas si acabas en el suelo.

Comienzas a sentir que no puedes respirar bien mientras el sudor se pega a todo tu cuerpo. Das unos tragos al agua y te limpias el sudor de la cara para seguir observando. Estamos a 44°C –un día con un excelente clima, ya que se llegan a tener hasta 48°C en esa zona- y no puedes caminar demasiado porque a cada paso que das el calor aumenta. Ni siquiera los científicos equipados han podido llegar al fondo de la cueva por el calor que hay. Las condiciones aquí son tan extremas, que se utilizó este lugar para probar la sonda espacial “Curiosity” que anda de visita en Marte. ¡¡Así que ya vimos que si estamos capacitados para andar en Marte cualquier día de estos que se organice un viajecito, ja ja ¡

Comenzamos la retirada haciendo el uso de nuestras ya no demasiadas fuerzas. Salimos Francis y yo junto con Rod Araujo, quien nos comparte una toalla fría que se sentía como gloria al enredártela en el cuello por unos instantes. Aquí de este lado del acrílico, si podemos tomar fotografías y todos felices por haber pisado lo que más se asemeja en la tierra a la superficie de otro mundo nos preparamos para nuestra foto grupal como otra cumbre más alcanzada por nuestro Grupo.

Después de regresar a la superficie y darnos unos minutos para recuperarnos, nos invitaron a una visita al museo de la mina y el Capitán se integró a nuestro Grupo ya no en calidad de representante militar, si no de un nuevo amigo que se notaba se sentía muy orgulloso y feliz de mostrarnos todas las chuladas de este lugar. Fotos por aquí, fotos por allá y cuando estábamos dispuestos a retirarnos e ir a visitar Parral, el Capi nuevamente rebasó nuestras expectativas al invitarnos a comer a su propia casa, ya que su esposa había preparado “unos frijolitos y una sopa de arroz” para los visitantes de Guadalajara…. Y pues como nos dicen los negaditos y había que recuperar los kilos perdidos con tan extrema sudada, allí vamos al pueblo a comprar un par de kilitos de T-bone para acompañar los frijolitos y otro tanto más de ingredientes para el platillo principal de nuestra anfitriona: una Discada, que es un platillo típico de Chihuahua preparado con carne casi molida, salchichas, chorizo, verduras y no sé que tantas cosas… y ya después de haber demostrado que si somos re-buenos para explorar somos aún más buenos para comer, todavía nos tocó una visita guiada por las instalaciones de la Base Militar de Santa Gertrudis, donde pudimos darnos cuenta de que no la pasan tan mal los soldados y que si bien viven a kilómetros perdidos en medio de la nada, se la pueden pasar bien cachetonamente junto con sus familias en este lugar que cuenta con escuelas, banco, tienda, alberca, área de juegos infantiles, comedor, caballerizas, hangares, pistas, corrales ganaderos y sobre todo, una amabilidad de todos a quienes nos encontrábamos en el camino, que me hizo cambiar mucho aquella opinión que tenia yo de los soldados prepotentes y malencarados... Una de las particularidades que nos platicó el Capitán, es que en este lugar se realiza una vez al año una batalla real con balas reales y toda la artillería, para que el Presidente pueda constatar el desempeño de las fuerzas armadas. Aquí también se crían los bellísimos caballos del ejército que por cierto, tienen una alzada impresionante, además de otras especies como venado rojo, venado cola blanca y búfalos.


Todo llega a su fin y aunque de verdad disfrutamos cada minuto del día, finalmente la luna que brilla a todo lo que da iluminando la silueta de una avioneta “Cesna” que está estacionada en una de las pistas de aterrizaje, nos indica que es hora de retirarnos ya que estamos casi a 3 horas y media de Chihuahua capital y todavía hay que regresar para allá, para salir mañana tempranito a Guadalajara de regreso. Un viaje irrepetible. Creo que todos estábamos verdaderamente agradecidos por la magnifica oportunidad que se nos regaló de haber conocido lugares tan increíbles como estos. Creo que definitivamente no será la última vez que visite Chihuahua y ojalá de verdad hubiera oportunidad de regresar a Naica en alguna ocasión.  La luna nos vigilaba en nuestro regreso y era muy sencillo imaginar que habíamos estado allí después de haber salido de la Cueva de los Cristales.



Presentaciòn de obras de Jorge Neyra

“Buenas noches socios e invitados del Grupo Colli. Yo soy su guía fulanito y como retaguardia estará nuestro compañero tal….” Esas son palabras que estamos acostumbrados a escuchar a bordo del camión que va arrancando a nuestro destino o mientras nos acomodamos la mochila para comenzar a caminar. El pasado jueves 27 de septiembre, tuvimos una excursión distinta, donde los más de 100 asistentes independientemente de si nuestra condición era A, B, C ò con trabajos camino disfrutamos de la mano de un gigantesco y reconocido guía, gozamos al recorrer una a una, las 14 montañas más representativas de nuestro país.
Desde su geografía, características topográficas, fauna endémica, descubrimientos científicos y arqueológicos, éste viaje que disfrutamos cómodamente desde nuestros asientos, contó con el apoyo de bellísimas ilustraciones y una enorme investigación tanto de campo como de biblioteca. Una a una comenzaron a desfilar ante nosotros las “Altas-Altas Montañas” con sus glaciares y caras ocultas para la mayoría de nosotros todavía, las “Altas Montañas” con sus rutas más conocidas, las pequeñas pero imprescindibles dentro del catálogo de un buen montañista. “¿Cuántas veces, a tenido usted Sr. Guía la oportunidad por ejemplo de pisar las cumbres del Izta?” preguntó sin empacho uno de los excursionistas en esta velada…. “mmm a la cumbre como tal…unas 40 veces, sin contar los ascensos a otras alturas, las circunvalaciones por la base, algunas excursiones guiadas…” fue la respuesta discreta y prácticamente en voz baja que a más de alguno nos dejó tremendamente sorprendidos y con ese gusanito que se queda bien metido de decir “¡¡yo también quiero!!”

Mapas. Muchos mapas. Fotografías, anécdotas y miles de horas de pasos dados, respiraciones forzadas, alguno que otro hueso roto, noches de hipotermia y los latidos de un corazón que seguramente sientes que se te va a salir volando del pecho cuando estás parado en las puntas que sostienen el techo del mundo. Las montañas tienen magia. Una magia que te invita a conocerlas, a preservarlas para los que seguramente vendrán detrás de ti con el mismo impulso que te lleva a meter tus cosas en una mochila y estar dispuesto a caminar por horas y horas mientras que otros te dicen “estás loco”.

Atlas, libros y folletos firmados con cariño y sencillez agradeciendo el haber participado en ésta excursión. Risas e intercambio de saludos al sabor de una buena agüita de Jamaica. Fue una cumbre que hicimos todos juntos, felices de ver rostros que tenían mucho tiempo sin estar presentes y caritas nuevas que sabemos que pronto serán parte de los guerreros de montaña que no podrán faltar.

Jorge Neyra Jáuregui, montañista, fotógrafo y ecologista.