lunes, 23 de enero de 2012

¿Quièn lo sabrà nunca?...

Deliciosos besos robados,
si esos, los que todavia saben a pecado...
los que se escurren suavemente por mi espalda,
y con el simple recuerdo
de tus dedos recorrièndome sin prisas
me hacen temblar...

Y como trofeo de aquella noche de juergas
llevo tu sonrisa tatuada en la piel,
el olor de tu pecho desnudo
y el calor de tus brazos cubrièndome del frìo
con tu amor infiel...

Para el mundo siempre seremos dos simples extraños
que concidieron aquella tarde en el ascensor,
nunca sabràn que bajo tu mirada esquiva
y tu porte perfecto
escondes una llama que arde en pasiòn.

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