miércoles, 22 de junio de 2011

Apunte No 2. Trabajo y determinaciòn, la mejor herencia para tus hijos Papà...




Le gustaba llevarme a ver las obras que estaba realizando.  Me decìa los nombres de la maquinaria y què se hacìa con cada una de ellas.  Caminabamos mucho por terracerìas junto con los trabajadores y no le importaba llenarse de tierra esas inconfundibles botas Caterpillar amarillas.

Me acuerdo de èl, vièndole meter mano igual a los motores de las retroexcavadoras que a las tuberìas de la casa.  No le estorbaba que estuvieramos viendo lo que hacìa, al contrario, decia: -Fìjate bien para que lo hagas si yo no estoy-.

Tengo muy grabada una vez que llegamos al rancho junto con mi hermana Mona y se ponchò una llanta del lado derecho del carro.  -Càmbienla mientras regreso y apùrense por que no me tardo- dijo mientras se alejo caminando.  Mona tendrìa unos 16, 17 años y yo quizàs unos 9...  Cuando regresò mi padre, la llanta de refacciòn ya estaba ocupando el lugar indicado- principalmente por obra de mi hermana-. Mi papà simplemente tomò la llave de cruz que estaba recargada en el coche y se asegurò que los birlos estuvieran bien apretados. Su asentimiento en silencio era el mayor reconocimiento en ese momento  a "nuestro" trabajo bien hecho!.

No podias decir "no puedo".  Podìas decir "no sè còmo hacerlo" y entonces, la respuesta era una explicaciòn breve y sencilla que era descontada del tiempo que tenìas para dar respuesta.  Nunca escuchè un "dèjalo, yo lo hago..." ò "tù no puedes hacer eso por que eres niña..." Si algo no te salia tenias que resolverlo usando tu inteligencia... Si èl podìa, tù podìas ¿y còmo podrìas refutarle algo asì a un hombre que parecìa que era capaz de hacer cualquier cosa que se propusiera?

Gracias Papà  por enseñarme que las unicas barreras capaces de detenerme, son las que existen dentro de mi propia imaginaciòn.

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