martes, 5 de octubre de 2010

Serà casi en 20 años...

No...20 años son muchos...demasiados. Quizas en unos 10 ò 12 cuando mucho.  Me imagino tanto la escena tan ordinaria y simple: una casa llena de macetas y plantas costeras de hojas grandes, redondas, rojas y amarillas. Caracolas y adornos por toda la casa. Fotografias, cuadros, cortinas... una casa llena de recuerdos y de momentos vivìdos, de muebles gastados por el paso del tiempo y de los amigos.  Un viejo asador de ladrillos sentado bajo la sombra de la palmera. Alli junto, una maceta grande, con crotos de enormes hojas verdes y amarillas y las sillas del jardìn.  Las macetas colgantes del patio me recuerdan las plantas que tenia mi tia abuela en el rancho hace tanto tiempo...

Muchos recuerdos.  Por toda la casa pequeños trozos de pasado que me recuerden los quienes y los motivos.  Quizàs un gato y un perro.  En un tiempo pensè en hacer arriba una terraza grande. Un lugar amplio y con un chapoteadero donde pudieras tomar una cerveza mientras observas las palmeras del frente.  Casi puedo sentir en mi piel el olor del mediodia, lleno de sol y de cocos .  No comprendo del todo de donde me nace esa sensacion que parecen cosquillas que me corren desde dentro de los huesos cuando me translado mentalmente a este lugar.  No sè por què realmente, pero amo esta casa. 


No sè que harè con la sotehuela.  Si hago la terraza,obvio esta serìa la escalera para el segundo piso.  No creo realmente que vaya a lograr hacer algo asi.  El dinero no alcanza a veces para pagar todos los sueños.  Igual, quizàs me concentre mejor en poner un hermoso piso de cantera en el patio y en la cochera.  Quitarè el cemento que està tapando el jardin del pie de la ventana de la calle y a pesar de que Carlos se oponga, sembrarè alli en el jardìn de afuera otra palmera y quizàs una màs en la banqueta. Lo que quede de espacio en el jardin lo llenarè de crotos rojos y amarillos. Me gustan los crotos.  Me gusta ver la calle que me recuerda que estoy en la playa.  Me gustan las piedras redondas y llenas de arena que bordean nuestra banqueta.  Aqui huele a tierra mojada todavia cuando termina de llover.

Quizàs en la sotehuela pudiera poner mas plantas.  Al centro una fuente de cantera.  O quizàs con un poco màs de diseño y tiempo libre, crear un jardin tropical pequeño y controlado... no lo sè, quizàs pudiera generarme humedad en la casa...habrìa primero que forrar de azulejo el contorno de las paredes y el fondo del piso tambien....O quizas pudiera hacerse alli una pequeña barra ò cantina...no sè que harè exactamente con esa sotehuela...

Me levantarè temprano y sin prisas.  Prepararè cafè que llene de olor toda la casa y despues saldrè a regar las plantas antes de que suba el calor.  Quizàs tenga pajaros, pero que no sean tan delicados.  Una casa de abuelos no puede estar completa si no tiene pajaros que canten en la mañana.  Pero no me gustan mucho los pajaros, ademàs hay que limpiarles las jaulas y el gato se los puede comer.... No sè realmente si vaya a tener pàjaros o no... Despues de barrer y trapear un poco, quizà suba a mi perro al coche y vayamos a algun lugar a ver el paisaje y escribir de las cosas que se me vayan viniendo a la cabeza.  Tal vez me ponga a leer cosas que me traigan recuerdos de amigos y lugares que ya no estàn.  Tal vez solo me siente a ver como las olas continuan golpeando y rugiendo contra la arena y el viento...

Algunos dìas por semana quizàs trabaje como voluntaria en la reserva natural y cocodrilario que està por el libramiento.  O quizàs tambien en el santuario de tortugas marinas que hay cerca de Boca de Apiza.  Quiero sentarme con el pelo amarrado en una cola, mi vestido de manta de colores y collares de conchas y semillas a ver como eclosionan los huevos y corren las tortuguitas a alcanzar el mar. Quizàs mi carro ya estè un poco viejo y tenga la pintura mas quemada por el sol. Me gusta sentirme en armonìa con la tierra finalmente.

Cuando llegue en la tarde, el gato estarà dormido en los equipales de la sala.  Me verà entrar y bostezara.  Quiero tener muchos libros. Libros de historias, de lugares, de gente, con fotos.  Cuando comienze a meterse el sol a lo lejos se escucharàn los grillos y las besuconas.  No es necesario prender los ventiladores por que el aire esta fresco y ademas huele a sal nueva y a aceite de limòn. Es hora de prender la computadora para recordar que yo estoy escondida en un santuario y en mi propio refugio.  Tambien leerè las historias de la gente y me alegrarè de que la vida sigue su curso.

En verano hay que prender citronela y limpiar a fondo la casa, por que con las vacaciones llegan quizàs los nietos y los amigos.  Entonces la rutina cambia.  Igual hay que regar las plantas temprano antes de que suba el calor, pero ahora hay que preparar el desayuno.  Fruta fresca picada y chilaquiles. En la cocina hay rejas de limones  y mangos.  A medio dia asaremos pescado al carbòn y tambien habrà tostadas de ceviche y cervezas.  El olor a mar se confundira entonces con el olor a bloqueador solar y en el coche viajaran con nosotros las sombrillas de colores, la hielera, pelotas y el chapoteadero inflable.  Yo  les contarè historias a los niños sobre las hormigas que caminan por la orilla de la palmera y còmo mi abuela encontrò en la playa las caracolas que adornan la sala.  En la noche, el baño de maicena me recordarà que la vida es un ciclo interminable e irrompible y entonces serè inmensamente feliz de poder concluirlo haciendo lo que me gusta: sentirme libre.

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