lunes, 4 de octubre de 2010

La Pintora Ciega.

-¿Por què pintas? - preguntaba la voz menuda y acuclillada junto al viejo caballete de madera.

-pinto..pues por que me gusta.  Es mi forma de ver la vida, sus colores, sus matices....

-¿y que te gusta pintar? a mi me gusta dibujar caballos, ¿sabes? a veces hago algunos muy buenos... aunque mi mamà dice que no deberìa de gastar las hojas en hacer caballos, los cuadernos son caros, ¿sabes?...

-¡Ah...me imagino que debe de ser asi...! ¿tienes alguno que quieras mostrarle a esta vieja, Marianita?

la chiquilla se levanto corriendo sin decir palabra y regreso con un montòn de hojas garabateadas en sus manos....

-a ver....veamos..- dije mientras ponia los pinceles en mi delantal y la franela que traia en la mano sobre la mesita que esta a mi derecha.  Me sentè en un escalòn  del piso abrazando a la chiquilla y comenzamos a revisar los dibujos cuidadosamente...

-Laura dice que no se puede ver con los dedos...¿verdad que eso no es cierto abuela? -pregunto Marianita con un tono de voz casi molesto- ¿tu si puedes ver con los dedos, verdad?

-Claro que si...mira, pasame el primero que tienes alli....ok.... -le dije mientras deslizaba cuidadosamente las puntas de mis dedos sobre los trazos que en la mente de Marianita eran un perfecto dibujo -muy bien, mira...aqui veo que hiciste este hermosisimo caballo con las crayolas que te comprò Martina en la feria... es un caballo muy fuerte...y grande....-

-¿como sabes eso abuela? -me interrumpio la chiquilla admirada

-es muy sencillo, mira...estas crayolas huelen a algodon de azucar y manzanas con caramelo todavia...¿las puedes oler? -le dije mientras acercaba la hoja de papel a su carita...

-¡Si, si huelen...!- contesto la niña emocionada  -¿y como sabes que el caballo està muy fuerte?

-¡Ah eso es facil de saber en un caballo!... -le dije mientras con mi mano seguia recorriendo las manchas de color en la hoja -mira, aqui estàn las patas, si las vez? son grandes y son fuertes.  Si las patas son grandes y fuertes significa que el caballo es grande y fuerte.

-¿y todos los caballos son fuertes abuela? -me pregunto Marianita mientras ella tambien pasaba su manita  por encima de su obra de arte - ¿si un caballo es fuerte y yo lo dibujo debil crees que se vaya a enojar?

- mmm no, no creo que se enoje, pero entonces tendràs que dibujarle zanahorias y mucho pasto para que coma y se ponga muy muy fuerte y ahora si pueda salir a jugar con sus demas amigos caballos, no crees? - le conteste mientras le hacia cosquillas en la barriga a la chiquilla, quien envuelta en risas escapo de mis manos.

-¿que estas pintando, un caballo tambien tu? - me pregunto mientras miraba seriamente el lienzo que habia comenzado a pintar unos dias atras...

-No, no es un caballo....¡es una fiesta de caballos!- le dije mientras me levantaba del escalòn del piso y buscaba con mis manos la esquina de la mesa y la franela para continuar pintando -Es una fiesta de caballos de muchos colores y sabores.... y todos juegan y bailan asì como tù- le decia a la pequeña Mariana que para entonces se habia subido a mis pies para bailar conmigo al compas de una vieja canciòn de mi  radio de pilas que solamente podia sintonizar la W...

- Esos no son caballos, solo es una mancha y pintura desperdiciada- contesto una voz que habia estado observando la escena desde la puerta del taller.  - ¿por que en vez de gastar tu pensiòn en esas tonterias, no la guardas para cosas màs importantes abuela, como por ejemplo que te compres un vestido decente  para mi graduaciòn ò alguna cosa que pueda ser de utilidad para alguien...?

-¡Hola Laurita! ¿como estas hija?.... ¡mirà que es un extraño gusto que pases por aqui a visitar a tu abuela! - dije mientras caminaba hacia la puerta donde escuchaba el sonido de su voz. - ¿como van tus clases, este fin de semana es tu graduaciòn verdad....? ¡Me siento tan orgullosa de ti...! - decia mientras con mis manos buscaba encontrar la figura de una Laurita que era igual de intocable que un fantasma...

- Si, ya afortunadamente.  Mi padre me escribiò para pedirme que te trajera una invitaciòn para mi graduaciòn... la verdad, no entiendo.  Si tiene ganas de verte, pues que venga a visitarte aqui, no?... en fin, èl esta pagando la ceremonia, asì que èl sabrà en que quiera gastar sus boletos.- dijo la joven mientras que dejaba friamente un boleto sobre la mesa que esta a la derecha de mi caballete.

-¿por que Laurita es tan mala?- pregunto Marianita escondida detràs del caballerte -¿por que esta enojada contigo, le hiciste algo malo abuela?....

- No, no es mala Marianita... solo que a ella no ha aprendido a ver con los ojos del corazon todavia mi amor, es una mariposita que todavia no acaba de despertar....-

-¡Cuantas tonterias! de verdad ademàs de tu ceguera veo que la edad comienza a afectarte tambien tus ideas.  El sabado mandarè a un chofer a recogerte a las 5:00 en punto, que Martìna te ayude a arreglarte a tiempo y que te quite esos listones que usas en la cabeza..... y por favor, no permitas que la hija de tu sirvienta te este llamando "abuela"...¡vaya manera de igualarse tiene la gente por aqui!- dijo Laura mientras recogia los paquetes que habia dejado en el suelo para buscar el boleto y dando la vuelta salio sin decir nada mas.

Marianita saliò de su escondite y continùo observando el cuadro en el caballete mientras yo buscaba el boleto que habia quedado sobre la mesa, lo guarde en la bolsa de mi delantal donde pongo los pinceles... del cordel que traigo en el cuello con llaves separe la llave larga que abria el ropero del fondo.

-¡Ven Marianita, acompañame!- le dije mientras me daba la mano.... -El sabado vamos a ir a un baile donde habrà muchos principes y princesas..asì que tenemos que poner a trabajar a las Hadas Madrinas en tener listos  nuestros vestidos....-

-¿yo tambien puedo ir?- pregunto Marianita emocionada -¡Nunca he conocido a un principe de verdad abuelita!

-¡Claro que si mi amor, tù y yo y tu mami....! todas vamos a ir por que ustedes son parte de mi.... -le decia mientras abria las pesadas puertas del ropero y comenzaba a buscar entre cajas y bolsas lo que fueron en alguna ocasion magestuosos y elegantes vestidos.

-¿Què esta buscando Señora?- pregunto Martìna quien se acerco al taller al escuchar tanto movimiento.

-¡Mi abuelita va a ir a una fiesta de princesas!- dijo la chiquilla emocionada -y yo tambien voy a ir y voy a conocer a un principe Mami!-

-¡Ay que niña tan ocurrente!, tu no vas a ir a ninguna parte Mariana.  La Señora va a ir a la graduaciòn de su nieta Laura, es una fiesta muy elegante.  Alli no hay principes ni princesas- Reprendiò Martìna a la pequeña queriendo fingir un aire de severidad en su palabras.

- ¿quien dice que no hay princesas? En todos los bailes siempre hay princesas....- le dije a Martina mientras continuaba revisando cuidadosamente con las manos cada uno de los bultos que iban apareciendo desde el fondo del viejo ropero- y nosotras 3 vamos a ir a esa fiesta, asi que toma.  Revisa bien por favor estos vestidos.  Quiero que tu uses el beige que tiene los brocados en rosa y dorado y a mi preparame este... el de chifones azules.... por aqui debe de estar tambien la peineta que me trajo Luciana del festival al que fue una vez a presentarse....-

-jajaja, parece una gallina apachurrada- soltò una carcajada Marianita al ver la peineta decorada con plumas y piedritas de colores.  ¿te vas a poner eso abuelita? -pregunto Mariana con cierta desconfianza -...¿no pica, verdad?-

-claro que no muñequita, no pica! es una peineta..un adorno para el cabello....- le decia mientras seguia buscando afanosamente algo que no podia encontrar  -sè que por aqui tiene que estar todavia.... ¡aqui esta!...si yo sabia que no se podia esconder de mi para siempre! - dije triunfal mientras sacaba un pequeño vestido nuevo guardado entre pliegos de  papel de china  -Este es el vestido que usara la princesa Marianita para el baile.  Vamos a darselo a tu mami para que lo planche y lo perfume con anìs y canela... - decia yo mientras continuaba buscando los adornos faltantes  -y mira, aqui esta la corona de perlitas y flores que te vamos a poner en el cabello Marianita.  Una muñequita como tu serà la princesa mas bonita que ha existido en los cuentos...ya lo veràs-

Martina que observaba callada la escena, finalmente dijo con voz timida: -Señora, yo le agradezco mucho pero no creo que sea prudente que deba de llevarnos.  La Srta. Laura podria enojarse muchisimo de vernos llegar con usted ò el Sr. Josè Martin....y màs aùn usando estos vestidos tan finos... yo creo que lo mejor serà que vaya usted sola a la graduacion de su nieta...-

-¡¡No!! ¡pero si yo quiero ir! - comenzò a lloriquear Marianita que de pronto veìa frustado su sueño de ser princesa y conocer principes y princesas de verdad.... -¡la abuela dijo que si podemos ir! ¡Laurita no se va a enojar...y si se enoja de cualquier manera, siempre esta enojada mami!!! ¡¡Por favor mamita!!...-

-Mira que mi niña tiene toda la razon- le conteste a Martina.  -Laurita vive enojada y asi vivirà todo el resto de su vida, metida en su orgullo y sus rencores al igual que su padre...què lastima que teniendolo todo en la vida prefieran vivirla rodeados de tanta amargura...pero en fin, nosotras vamos a ir a su encantadora fiesta, saludaremos al Rey y comeremos ricos y deliciosos platillos servidos por todos los sirvientes del palacio...!! - le decia a Marianita mientras volvia a bailar conmigo al ritmo del vals que coincidentemente estaban pasando por el radio. Si no nos dejan entrar..no nos dejaran entrar a las 3.

Martina me ayudo a guardar el resto de las cosas que habia sacado del ropero nuevamente.  Lo cerrè con llave y me sentè en la silla de piel que siempre està al pie de la ventana que mira hacia el huerto de mangos.  El olor de los mangos maduros me recuerda que estamos a finales de abril. Me acuerdo tambien de cuando Laurita jugaba entre los arboles de mangos persiguiendo mariposas... còmo cambiaron las cosas en tan poco tiempo...

-¡Mira abuelita!- fue el grito que me hizo regresar de mis pensamientos... -¡dibuje una princesa con un caballo! -entro corriendo la chiquilla con su nueva obra de arte en sus manos.  -¿te gusta?- me pregunto mientras ponia la hoja de papel sobre mis piernas...

-Claro que si, es hermoso!- le dije mientras la subia a mi regazo.  -¿y sabes que? me acabas de dar una muy buena idea! ¡pintemos a muchas princesas! ¿que te parece? ¿donde està tu mandil de pintar?-

Marianita saliò corriendo nuevamente con la interminable energia de sus casi 3 años, preguntandole a su mamà donde habia guardado su "mandil de pintar", por que iba a pintar con su abuela.  En un minuto, alli estaba ella de regreso, con sus manitas lavadas, las mangas recogidas y su pequeño mandil salpicado de manchas secas de colores..

-Muy bien...aqui vamos- dije bajando el lienzo del cuadro de los caballos y poniendo un nuevo lienzo sobre el viejo caballete.  -Pintaremos unas princesas muy bonitas tu y yo, esta bien?-

-¡Si abuela!-

-comenzemos....- dije  mientras buscaba con mis manos la paleta para comenzar a trabajar los colores e identificaba de uno en uno los tubos con las pastas y solventes ... -las princesas, deben de ser hermosas por fuera y por dentro, por que si su corazòn no es limpio y transparente, entonces no son princesas...son brujas disfrazadas de princesas...- le decia a Marianita que no perdia ningùn detalle de lo que estaba haciendo sobre la mesa. Ceremoniosamente puse un poco de pasta de color rosa, blanco y azul en diversos puntos de la paleta.  Tambien enjuague mis pinceles en el solvente y comenze a realizar los trazos de lo que seria nuestra fiesta de princesas -lo primero que debemos de hacer, es formar los trazos principales, la perspectiva lo es todo...- le explicaba a mi pequeña asistente que fingia entender todo lo que le iba explicando. -¿en cuantos cuadros imaginarios debemos dividir nuestro lienzo Marianita?

-¡en 9 abuela!- contestaba la chiquilla saltando y tratando de indicar con sus dedos cual era el numero 9....

-¿y que representa nuestro cuadro central de la pintura? - le pregunte con aire de profesor regañòn a mi pequeña alumna..

-¡El centro de nuestra vida abuelita!- Constesto repitiendo mecanicamente la frase que habia escuchado 100 veces repetir en esa habitacion....

-¿y los 8 cuadros del rededor? ¿por que son importantes tambien?- continue con mi interrogatorio infantil.

-¡Por que son parte de nuestro cuadro abuelita!- me dijo Marianita despues de meditarlo un poco.... -...si le quitamos un cuadro, entonces no seria un cuadro, serìa una galleta mordida!-

y asi, entre manchas de colores que solo en nuestra imaginaciòn podiamos ver como unas hermosas princesas, trazos indefinibles, musica vieja de Radio W, deditos pintados de colores por todo el lienzo y el cararear de las gallinas que andaban felices entre los arboles de mangos, pasaron tranquilos los dias antes del sabado. 

De vez en cuanto mi pequeña compañia se aburria de estar pintando  junto a mi y salia a corretear las gallinas del huerto, ver las ranas mientras su mama sacaba agua de la noria o recorria los jardines en sus aventuras infantiles, pero no pasaba mas de una hora sin que estuviera otra vez esa pequeña vocecita junto al caballete...

Llego el viernes.  Martina no podia ocultar su nerviosismo y su renuencia a asistir a la fiesta.  Realmente tenia razòn y quizàs alguna otra persona en su lugar no lo haria.... pero Martina era incapaz de contradecir cualquiera de mis voluntades por mas descabellada que fuera.  Martìna era una mujer valiente, tìmida, pero de gran corazòn. A mi tocò verla hacer sus primeros trazos y descubrir como se puede hacer musica a partir de una flauta dulce. Me hubiera gustado darle a ella la educaciòn que no pude darle a mi hijo Josè Martìn.... pero creo que fue mejor asi...  Siempre sentirè un gran compromiso con su madre por todo el sufrimiento que mi hijo les hizo pasar.  Es tan triste ver como el dinero puede llegar a envenar el corazòn de los hijos cuando no han sido enseñado a ver la vida con los ojos del corazon y la humildad... lo unico que me queda enseñarle ahorita es a perdonar y a que no permita que nadie la pisotee.  Còmo quisiera poder gritarle al mundo que Martina es mi nieta... pero casi le costò la vida a su madre  que se guardara ese secreto. No puedo traicionar mi juramento a pesar de que a veces sienta que el pecho me va a reventar.

-¿Señora..? Es demasiado temprano para que ya este pintando...¿se siente usted bien? - me pregunto Martina asomàndose a mi taller en la tan temida y esperada mañana del sabado 26 de abril  -yo...quisiera ver ...si por favor, serìa posible que cambiara usted de parecer respecto a llevarnos a la fiesta de Laura...Es un dia muy importante para su nieta y no quisiera causarle incomodidades a los señores con mi presencia...-

-Vè a buscar a Lucrecia por favor.  Es temprano pero ya debe de haberse levantado.  Dile que traiga todas sus cosas y venga con tiempo suficiente para peinarnos a las 3.  Mientras vuelves tomare un baño. No te tardes- dije mientras dejaba mis pinceles sobre la mesa y me quitaba tambien mi mandil.

Sin atreverse a decir una palabra mas, Martina saliò a cumplir la orden que se le habia encomendado.  Podia sentir su temor y sus miedos.  A lo mejor era una idea muy egoista de mi parte, pero era la ùnica oportunidad que tenia de que Jose Martin conociera a su hija y a su nieta.  Mientras desataba mi cabello comenzè a sacar cuentas de los años que tenia sin saber de èl.  En este año se cumplirian 26 años desde la ùltima vez que pisò esta casa... Todavìa recuerdo el dìa que me mando avisar que se iba a vivir a Los Laureles con su padre.  Al tiempo comenzò a enviarme a Laura aùn de brazos con su chofer para que pasara los veranos conmigo... què làstima que las visitas de Laurita terminaron cuando le dije que èl no serìa el heredero de mi hacienda....

-¡Buenos dìas Maestra! -saludo una voz familiar desde mi puerta-  ¿Asi que te vas de fiesta esta tarde? ... a tu edad, ya no estàs para esos ajetreos....!!

- Buenos dias Lucrecia...demasiado tiempo sin verte....¿que ya nunca tienes tiempo para venir a saludar a esta pobre anciana?.  Espero que no estes igual de ciega que yo... tienes que dejarnos esplendorosas.  Iremos a la graduaciòn  de mi nieta Laura...

-¡Nunca cambiaras....con los años estàs peor! -dijo Lucrecia mientras ponia sus cosas sobre la mesa del comedor -¿te haz puesto a pensar en todo lo que podria pasar? ...deberìas de pensar en Martina y Marianita...suficiente sufrimiento tuvo la muchacha por culpa de Jose Martin.  ¿Que haràs si le resulta incomoda su presencia?

-..querida Lucrecia... hay tantas cosas que no puedo explicarte amiga mia.... pero es mi unica oportunidad, confìa en mi por favor... -

Despues de un rato y las màgicas manos de Lucrecia recorriendo mi cabeza, mis viejos cabellos crespos comenzaron a agarrar forma de dulces caireles.  Lucrecia me recogiò el cabello haciendome un chongo que me permitiera lucir la peineta de plumas y piedras azules que tanto habia hecho reir a Marianita.  Martina y Mariana subieron una hora despues listas para ser arregladas por Lucrecia.  Martina siempre fue una chiquilla hermosa, sus ojos grandes y avellana eran capaces de arrancar una sonrisa bajo cualquier circunstancia.  En enero de este año cumpliò 26....

-¿Lucrecia...? por favor, toma esta llave y abre el 2do. cajòn de mi repisa junto a la cama- le pedi mientras le entregaba una llave que mis dedos habian separado en mi cordel de las llaves.  - En la cajita de nacar blanco hay una tiara pequeña, alli, dentro de la bolsa de terciopelo.  -quiero que le hagas un magnifico peinado a Martina... usarà el vestido que me puse en tu boda, lo recuerdas?-

-¡còmo olvidarlo, si robabas todas las miradas esa noche!...todavia recuerdo a aquel caballero que preguntò con discreciòn tu nombre y si era prudente acercarse a saludarte- contesto Lucrecia divertida...

-¡Si le hubieras dicho que no me conocias, nos habriamos ahorrado tantos y tantos problemas Lucrecia..!-

-Diràs que son mis nervios- dijo Lucrecia un poco vacilante - tenia muchos años sin verlas...pero de repente se me hace que Martina se parece a ti....a lo mejor ya de vieja estoy comenzando a ver cosas ....- dijo ella dandome a entender que a pesar de que yo no pudiera notarlo en mi ceguera, el parecido de Martina conmigo era muy evidente...

-Si, tienes razòn.  Ya estàs vieja Lucrecia y se te afiguran cosas- era  lo unico necesario que decir....

-¡Te ves como una verdadera princesa! - exclamo Lucrecia satisfecha con el trabajo que habia realizado, y no era para menos.  Martina estaba esplendorosa.  Aquel vestido cuidado con esmero durante tantos años no tenia mejor escaparate que el espigado cuerpo de mi nieta. Martina se observaba sorprendida en el espejo del salòn.  Jamàs habia usado algo tan hermoso y elegante.  Su cabello estaba recogido con la mayor gracia que la vieja Lucrecia pudo crear.  La Tiara de diamantes resaltaba junto con el juego de aretes y la gargantilla que tambien le habia ordenado que usara.  Era hermosa.  Era hermosa por dentro y por fuera.  Ahora si, que en verdad parecia un angel.

-¡Abuelita, mi mama se convirtiò en una princesa!- entro gritando Marianita quien no habìa perdido detalle de como su mamà habia sufrido tan tremenda metamorfosis. -¡Tienes que venir a verla abuelita!- me decia mientras me jalaba de la mano hacia el espejo del salòn.

Mientras que madre e hija se contemplaban en el espejo, Lucrecia se acerco a mi y me dijo con la sinceridad que solo 40 años de amistad pueden otorgar: -Es identica a ti.  Hay cosas que no se podràn negar para siempre- y dandome un abrazo saliò por la puerta de la habitaciòn.

A las 5:00 de la tarde en punto estabamos listas esperando la llegada del chofer de Laurita.  El sonido de un viejo auto acercandose hizo pegar de gritos de emocion a Marianita ,que ya enfadada, contaba los largos minutos que pasaban para llegar a la fiesta.

Como siempre, al sonido del timbre se levanto Martina de inmediato para abrir la puerta.  La sujetè suavemente del antebrazo  y le dije que yo abriria la puerta en esta ocasiòn.  Una voz masculina desconocida me saludo y pregunto por mi, se presentò diciendo que era el chofer de la Srta. Laura Ibañez y tenia la orden de pasar a recogerme para llevarme a su graduaciòn.  Cuàndo viò que Martina y Mariana abordarìan el coche tambien me indicò que sus instrucciones eran solamente llevarme a mi y no màs pasajeros.

- La Señora y la Señorita vienen conmigo.  Si usted no nos lleva, caminaremos al pueblo Señor...decidalo!- le indique con la autoridad de quien sabe que esta en lo correcto.  Unos instantes despues nos encontrabamos todas a bordo del coche camino al pueblo...y a Josè Martìn.

Tenia tanto tiempo que no bajaba al pueblo.  Desde la ventanilla de mi asiento podia darme cuenta de lo mucho que habia cambiado.  Los cañaverales no dejaban escuchar sus murmullos con el viento del atardecer. Tampoco escuche los atos de ovejas despues de cruzar el puente. Hay nuevos olores y sonidos en el camino.   Creo que el pueblo ha cambiado demasiado.  A lo mejor ha seguido su curso y soy yo la que se aferra a vivir dentro de manchas de pintura que recrean la realidad que todavia vive dentro de mi mente....

El paseo termina despues de un largo rato y la voz del chofer nos indica que hemos llegado.  Puedo escuchar el sonido de una fuente y voces alegres conversando al rededor.  El aroma a cipreses y gardenias envuelven el  lugar.  Al fondo se escuchan risas y musica de un piano solitario.  Martina me toma del brazo y caminamos lentamente hacia la entrada principal.  Le pido a Martina que me vaya describiendo a las personas que se encuentren cerca de nosotros, en especial a los viejos.  Marianita por su parte, se encarga de hacernos notar los detalles del magnifico salòn donde nos encontramos. Para ella, acostumbrada solamente a vivir y a jugar en mi vieja granja su dulce mente infantil traduce este lugar como un verdadero palacio. En sus descripciones no encuentro nada que me haga conciliar algun invitado con el recuerdo que tengo de ellos.  Seguimos caminando hasta llegar a la puerta principal.  La musica del piano se hace entonces cercana.  El valet de la entrada nos saluda y me pide nuestras invitaciones para dejarnos pasar al vestibulo...

- Por favor, llame usted al Señor Josè Martìn Ibañez- le solicitè al valet como respuesta a su peticiòn.

-lo lamento Señoras, sin invitaciones no me es posible dejarlas pasar, las reglas fueron....-

Tomè al joven del brazo y le pedi nuevamente con firmeza: -Llame al Señor Jose Martìn Ibañez por favor, dìgale que su madre acaba de llegar-

-Pensè que no vendrìas, pero veo que sorprenderme siempre serà tu mayor aficiòn madre-  dijo una voz a mis espaldas que hizo que mi corazòn comenzara a latir aceleradamente. -aunque no lo creas, me alegra que hayas venido.  Te indicarè cual es tu mesa....- dijo Josè Martìn  tomando mi brazo al mismo tiempo que no se habia percatado de la presencia de Martina y Marianita que observaban calladas la escena.

-te agradezco la invitaciòn, pero no vengo con intensiòn de quedarnos.  Martina ven.  Jose Martìn por favor caminemos hacia el jardin...¿Donde està Laura?- pregunte con aspereza ya que no queria interrupciones.

-¿Laurita...? esta alla adentro con sus amigas y las hermanas de su madre... - contesto Jose Martìn desconcertado - Señorita..disculpe por favor la falta de modales de mi madre, soy...-

-Ve a juntar algunas flores para esta vieja Marianita- le pedi a la chiquilla para alejarla algunos metros de nosotros. - y por favor Martina vè con ella, no la pierdas de vista.  No es necesario que te presentes, ella sabe muy bien quien eres-le dije  interrumpiendo aquella simulaciòn de educaciòn y galanterìa.  Tienes 26 años sin pararte en la granja Josè Martin ¿Por què? por que sabias bien que tenìas una cuenta pendiente, no es asì?

-¡Esos fueron simples rumores, madre! ¡Nadie jamàs pudo comprobar que yo hubiera matado a ese jornalero!, ademas si asì hubiera sido, ¿a quien le importa? de muertos de hambre como esos estaba lleno el pueblo...y seguramente lo sigue estando...- contesto con el mismo despotismo y arrogancia que siempre ha marcado su vida.  -¿a eso veniste? a recordarme cosas que estàn enterradas en el pasado y que nadie recuerda mas que una vieja loca y enferma como tù?-

-No. No vine a eso, por que yo no necesito recordarte lo que hiciste.  La vida se encargarà de ti y de tu soberbia.  Tampoco estoy aqui por que necesite de fiestas hipòcritas como estas...- dije mientras giraba mi cabeza como queriendo percibir en el aire todo lo que habia a mi rededor...

-¿que quieres?- dijo Jose Martìn secamente, deteniendose mientras me tomaba con fuerza del brazo. -¿quieres dinero? ¿ya te arrepentiste de haberlo regalado todo a esos muertos de hambre del pueblo en vez de asegurarle un futuro brillante a tu unica nieta?-

-¡Callate!- le ordene al mismo tiempo que liberaba mi brazo de su mano.  -¿"tu nieta"?... siempre quisiste meterme a Laura por los ojos para tratar de que yo sintiera que en verdad fuera mi nieta y olvidara todo lo que paso. Nunca podre aceptar que haya tenido un hijo como tù, Jose Martin.... y tampoco podrè perdonarte que hayas llenado de tanto veneno el corazòn de una niña inocente como Laurita-

-¿Esperaste 25 años para venir a regañarme?, eres una vieja loca y enferma.  Le pedirè al chofer que te lleve de regreso a tu pocilga.  Pensè que con el tiempo entrarìas en razòn y tratarìas de reparar el daño que nos hiciste a Laura  y a mi al privarnos de lo que por derecho nos correspondia...pero veo que seguiras igual de terca y ofuscada hasta el dia que te mueras...- y dandose la media vuelta comenzo a alejarse de mi mientras Martina observaba  la escena discretamente detràs de los cipreses de aquel rincòn del jardin mientras que sentia que el corazòn se le saldrìa de la garganta...

-Vengo a romper un juramento- fueron las palabras que detuvieron la marcha de mi hijo.  -Van a ser ya 27 años de tus canalladas Josè Martìn, y me jure a mi misma y a Mariela casi en la puerta de su tumba que nadie lo sabrìa jamas.  Pero no puedo morirme yo tambien y dejar que vivas en la ignorancia de las cosas.  A lo mejor, el pesar de haber hecho esto me acompañe los pocos dias que me quedan, pero prefiero arrepentirme de ti, a no haberlo hecho jamàs.  Van a ser 27 años desde que en tu embriaguez de poder le robaste a Jacinto su esposa, fingiste no saber nada mientras todos en el pueblo la buscaban angustiados y la mantuviste encerrada en la cabaña de Las Terrazas hasta que Hidalgo la descubrio y lo mataste para que se callara tu secreto....-

-¡¡Eso no es cierto Madre!!- respondio furioso Jose Martin acercandose a mi lentamente como una bestia a punto de atacar...

- Le dijiste a todos que Mariela habìa usado por meses esa cabaña para esconderse alli con sus amantes y que seguramente ella habrìa matado a Hidalgo por temor a ser descubierta. Tambien le dijiste a Jacinto que las monedas de oro que habia en la cabaña eran el pago que seguramente habia recibido por sus repetidos favores.  Jacinto no pudo soportar la verguenza y el dolor de lo que habia pasado y dejò a Mariela y sus hijos en total desamparo por tu cobardia...-

-¿Hasta que tù saliste al quite en darle de comer a sus escuincles gusanientos? - respondiò Jose Martìn haciendo uso del mayor sarcasmo que le era posible -¿y que? ¿te sientes una heroina por haber hecho eso? ¿darles a los hijos de ese campesino harapiento la herencia que le tocaba a mi hija? - dijo mientras me jaloneaba con brusquedad detras de los arbustos.   -¡No necesito tus clases de moralismo, ni tus historias de vieja loca!, ¡Josè! -grito furioso a un mozo que se encontraba limpiando el estanque de la fuente  -¡dile a Manuel que venga, la Señora se va en este momento.  No quiero volver a verte jamas!-

-No lo haràs te lo aseguro, descuida, de eso yo misma me encargarè...  ¿Viste a la hermosa joven que me acompaña? Ella y su hija han sido  la unica fuente de alegria en mi vida desde mi enfermedad... Tienen en su alma toda la belleza y la dulzura que ni tù ni la chiquilla a la que decidiste darle tu nombre por amor al dinero que nunca tuviste, conoceran jamàs en su vida.  Quiero que la veas y la veas muy bien, pero escuchame claramente Jose Martin, jamàs pero jamàs voy a permitir que te acerques a hacerle màs daño del que ya le haz causado en su vida.  Se llama Martina.  Ella sabe que eres el hombre que hizo que su madre viviera entre la humillaciòn y la vergûenza toda su vida. Sabe tambien muy bien, que su padre se ahorcò por tu culpa, por que no podìa vivir soportando en cada paso los vituperios que le cargaste en la espalda. Ha aprendido a tener que vivir con el peso de tus culpas y agachando la cabeza cuando alguien recuerda todo lo que paso hace tanto años...Ella, es tu hija Josè Martin. Es la hija que engendraste con Mariela mientras la tuviste encerrada en Las Terrazas.

-¿Es la mejor historia que se te pudo ocurrir para venir a contarme? ¿que ahora resulta que tengo una hija de la que jamàs me habìas hablado?... ademas de ciega y estupida verdaderamente estàs loca, no sè por que te hice venir aqui.....¡Manuel!- grito nuevamente con mas rabia, -¿donde demonios esta este peòn de segunda para que te largues de aqui?-

Tranquila de haber cumplido con mi cometido, me concrete a decirle a Jose Martìn entre los gritos que pegaba a sus sirvientes: -¡mirala bien...podras no aceptar que es tu sangre ....y la verdad no me importa.  No necesita nada de ti.  Solo querìa que la vieras, que vieras que a pesar de tu ser la mismisima encarnaciòn del demonio, fuiste capaz de darle la vida a un angel.... que Dios te perdone Jose Martìn Ibañez.-  Manuel, que ya habia llegado hasta donde estabamos nosotros esperaba paciente instrucciones.Don Jose Martin no podia dejar de ver a Martina jugar con la pequeña Marianita en el jardìn.  Se habian tejido unas coronas con flores de campo y Martina alzaba en los brazos a la chiquilla que querìa alcanzar un durazno maduro que crecia junto al estanque.  Los finos vestidos resultaban un estorbo para poder disfrutar del cesped del jardin y ambas se habìan quitado los zapatos..  Mas de algunos las miraban de reojo, entre ellos Laura y sus amigas del Colegio quienes la señalaban con desprecio.  Josè Martìn se quedo mucho rato parado en el jardìn, simplemente observando callado. 

-¿Manuel? - le dije al chofer que continuaba parado en silencio detràs de nosotros -haga favor de llevarnos de regreso a casa, ¿sabe? ya soy vieja y el frio no es muy conveniente para mis huesos. Mi nieta y mi bisnieta juegan en el jardin, sea tan amable de guiarme hacia ellas por favor-.  Al verme caminar hacia ellas, Martina tomò a la niña en brazos y corriò a mi encuentro -¿està todo bien Señora?- me pregunto preocupada. 

-...està mejor que nunca hija mia...vamos, regresemos a casa....-

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