De puntillas sobre el hilo que divide...
para ti, mi amor. Te quiero niño horroroso!
El amor es
una fuerza caprichosa que nunca nace igual dos veces.
De repente
brinca en el chispazo de una mirada extraña ó igual se gesta sin prisas,
escondida pudorosa entre la invisible rutina de la vida inerte de todos los
días…
El amor brota
palpitante, empapado de admiración. Quizá mezclado con un poquito de respeto y
un par de cucharadas de miedo. Sí, como
ese miedo que me das y que aparentas no darte cuenta…
El amor viaja
despacio. Camina descalzo, desafiante y sin premuras
sobre el hilo que divide el bien del mal y puede ser tan fuerte que se vuelva
eterno ó al igual que la niebla tempranera, en silencio desaparecer sin dejar
una sola huella.
El amor se
convierte en lo que quiere y no en lo que le ordenas.
Es oscuro.
Es implacable, indómito y aterrador… hasta que llega a ti y te envuelve y te
atrapa y te acaricia, incendiando tu alma como nunca antes nada lo había hecho.
El amor no
tenía nombre ni figura y de la nada apareciste tú….
No hay comentarios:
Publicar un comentario