martes, 15 de mayo de 2012

El amor de una madre.

El amor de una madre se estigmatiza, se da por sentado y hay quienes lo esperan recibir por mera obligaciòn. Para muchos no se gana, ni mucho menos se mantiene. No se cuida. Saben que lo tendràn alli cuando invariablemente lo necesiten y serà obligaciòn de "la jefa" lidiar con sus broncas y resolver sus problemas por el simple hecho de ser su madre...

Para otros, hay quienes prefieren una madre... invisible: que no hable, que no opine, que no corrija. Simplemente que asuma su papel de madre con la boca cerrada y la cartera abierta. Una madre que lave y que planche tu ropa, pero que no tenga derecho a preguntar con quièn vienes ò a donde vas...

Las madres no somos eternas, somos efìmeras y tan perenes, que muchos se dan cuenta de su ausencia hasta que ya cerraron su tumba y los trastes se acumulan en el fregador...

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